Me gusta la tierra más que el agua.
La tierra que se cree sucia
a mi me limpia.
Un Imparable amor suelto, siento, recreo
cuando me acuesto sobre su vientre maternal
y doy saltos de júbilo interior
que se esparcen creando raíces que buscan llegarte.
Para ensuciarnos de pura limipeza terrenal juntos.
No renuncio a lo que me nace del vientre y florece
de mis cinco sentidos: el abrazo dionisíaco que quiero darte.
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