lunes, 27 de marzo de 2017

Me cuelgo

Me cuelgo de tus hombros
me cuelgo
te inclinás, te caes, yo no toco el piso
me cuelgo
te desequilibrás
nos desequilibramos
me cuelgo
perdono, te estimo
cruzo los pies en el aire
soy un plan que se acabó
ya, obsoleto, sólo cuelga
queda suspendido en el aire
solo.
sola.
vuelvo a enamorarme
depósito de tantas cosas: enamoarme.
Sinfin de la falta de mí.
me destruyo de a poco, me obligo, me desquiero, y todo eso: enamorarme.
me cuelgo, y me enrosco en mi cuello.
Me asfixio: enamorarme.
Sin dudas, el viento no me arde. 
Y, sin dudas, el tiempo no me busca. 
Tengo el pecho cerrado, de tanto apretar. 
Ya no me siguen la onda, el humo y el deseo.

Estoy sola. Y así lo quiero. 

sábado, 11 de marzo de 2017

Cómo náufraga, te agarras, Josefina, de rocas que se desgranan, de arena mojada. Sin llano piso que te encamine buscas el hastío y el hartazgo. No conforme nunca con el nudo en tu garganta, lloras escondida y naufragueas flotando el río. Inconclusa y desarmada, Josefina, te sientes desamada. Con rituales y bendiciones, predices los amores. Nunca basta, con bolsillos agujereados miras de lado y encuentras otro hombre. Tempestuosa la soledad, no te deja, Josefina, vivir en paz. No finjas que no me entiendes, tus ojos, Josefina, no desvían la mirada, esconden el pestañeo del olvidado, siempre agarrada de la pendiente, de un dedo, de dos o tres. Josefina, te rige el grito, no brindes oprimida. Distinta o furiosa, como mujer hermosa, sola, y en caravana, escucha los gritos de las lobas de la montaña sagrada.