Me extravío en mis piernas

no llego a ellas

¿por qué mis extremidades son tan cortas?

me duelen

respiro

descanso de los enojos

quedo captada por el efecto de las disputas

sacudida por el hervor que me enciende la chispa del enojo

del enganche

de legitimar tus palabras

cuando bien poco ciertas podrían ser

pero 

yo las creo

las sostengo

ahí

sobre mí

y grito 

Palpando tu rostro

descubro

la vena del cuello

latiendo

me canta

te quiero

te quiero

a vos

la beso

y la mía se deshincha

se calma con tu voz

respira

sin descanso 

cubre

tu cuello de canto

El pelo en la arena

<ya no me molesta el pelo en la arena>.

sentarme en el piso mojado.

Él me mira, decía yo. 

Antes era él. Ahora sos vos.

nos convertimos en carne mediocre

nuestra melodía

no

nuestra armonía

tampoco.

qué fué de los cuerpos blandos en la cama

qué fue de los cuerpos blandos frente al espejo.

media jornada dura el amor que tenemos

media jornada que se convierte en breve en un cuarto o un tercio.

Ya no me molesta la sal del mar
la arena en la carne dorada

Creo que me podría hacer bien

escuchar 

sonidos de otros mares

¿a dónde dijiste que querías irnos?
¿al mar era?
ajá
al mar era.
o a algún lado, siempre conmigo.
ajá.

¿arrastrarnos? ¿no? ¿no era eso?
juntos. Si, juntos.
como víboras
en el césped con espinas
como boas también
pero para construir
¿para construir también?
mentiras
sí, ahá. ajá.
Mentiras me regalás
tantas
que ya no sé dónde guardarlas.

miedo que he perdido

no sin antes levitar

Abel

Dejaste el entierro para más adelante
puliste los hilos 
hasta hacerlos hilachas

hasta mañana, buen hombre
Un buen nombre tenías: El que recibió el piedrazo.
el pobre golpeado, Abel.
Le tocó golpearse a sí mismo

El carril, tu carril 
del que me hablaste
rueda 
al costado
del Paraná.

Caminando a paso corto
Te has ido de tu Itaca
las lagrimas
y tu imperante devoción
te acompañan.


Hasta mañana, porque mañana
todos estaremos contigo
porque así lo sentenciaste.