-que diste-
removiendo mi tierra
llena de lombrices podridas.
Me llena de vómito
-no quiero tu tiempo perdido-
ni un jardín residual.
Quiero lo más próximo a lo genuino.
Mi tranquilidad permanece AHÍ.
Donde siempre estuvo.
Por que voy con el árbol
y con el viento, el pájaro me lleva.
El árbol me sostiene.
Y fluyo.
No me pienses distinta.
La cuenca del río de tus ojos
desprenden caudales de historias
que viajan, solas y muertas.
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