jueves, 26 de enero de 2017

Texto perdido I

El pelo que vuela, el agua que toca y los botones tiemblan. Te espero en la cama con el cuerpo abierto, fragmentado en pulpa que florece podrida y renace adornada de tu alud carnal. Tu sabor impalpable, el viento que suena hondo de cuclillas marcadas con moretones sabios. El licor de la noche y la mañana entrante y la sospecha de una sábana que se agota y nos arropa. Tejemos las manos, entreveramos los pelos y decimos que sí. No existe el logos, más sólo bocetos de palabras excusadas, ni tajos impenetrables, sólo tu mórbida boca caliente rosada que roza mi hombro dejando un camino de saliva voluptuosa que no disipa más que hervor elevándose a tiempo para cruzarme en tus piernas y consumirme en ellas.

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